Nada más excitante que subyacer en el interior de tu mirada,
susurrar en tu oído palabras imperceptibles,
verbos imposibles de conjugar
que derramados en la línea de tu espalda
viajan acompañados de mis labios definidos
mientras en tus ojos veo notas de satisfacción
y en la íntima cadencia de tus manos
dejo gotas de miel muestra clara de mi entrega.